Ímaginate que sale la noticia de unos de esos monstruos raros que, por ejemplo, ha matado a su padre y está dispuesto a casarse con su hermana. Supongamos que ese monstruo ha escrito un libro (o es pintor, escultor, músico… artista). Dependiendo del tratamiento que se le diese, sería un apestado o un apestado best-seller. Su obra se compraría por el morbo de su autor, más allá de su calidad. Sería sólo cuestión de morbo.
Imagina ahora que alguien te dice que va a leer un escritor del romanticismo que mató a su familia para casarse con su prima y que acabó muriendo en la pobreza por una tuberculosis. ¿A que suena muy cool?
Las historias, como el vino, con el tiempo nos saben diferentes.