Como ya dejé ayer constancia, durante todo el fin de semana he estado debatiendo acerca de la gran Movilización (no hablemos de cifras, que cada uno da las que quiere) convocada por los sindicatos. Siempre he admitido que muchas de las cosas que se hacen desde los sindicatos y desde el partido socialista son mejorables o muy mejorables. Los que me seguís incluso habeís podido leer alguna vez artículos muy críticos. Quizá no al nivel de aquel de Inurrieta, al menos a mi no me han expedientado…

El caso es que a raíz de esta Movilización de los sindicatos he llegado a una conclusión: hay quien quiere que seamos puta y monja a la vez. Y lo siento, pero no, eso no se puede.
- Uno no puede traer a gente de toda España y no gastarse un duro.
- Uno no puede hacer repartos para anunciarlo y no gastarse un duro.
- Uno no puede cortar toda una ciudad (aunque a alguno le pareciese pequeño el recorrido)
Pero lo que nunca, nunca, se puede hacer es tratar desde partidos políticos o instituciones públicas manchar la imagen organizaciones constitucionales sólo porque no digan lo que ellos quieren. Porque no es el funcionamiento, no es la estructura, no es nada de eso lo que se critica. Se critica porque no hacen una huelga general. Y punto. Eso es, simplemente, intolerable. Y lo siento, pero yo no soy ni puta ni monja, y no pienso callármelo.