A veces uno descubre en un sólo comentario no demasiado largo, cosas mucho más claras, sensatas y que paseándose por cientos de blogs y periódicos. Esta es la respuesta que da Jorge en el genial post de Juan.
Siempre me ha sorprendido como -entiendo que por ignorancia- algunos han confundido el laicismo con el ateísmo. Se puede ser cristiano y socialista. Se puede ser ateo y socialista. Pero se debe ser socialista y laicista, puesto que lo uno se contiene en lo otro.
Y esto me lleva a otra obviedad: señores, ¡¡es que se puede ser cristiano y laicista!! Porque efectivamente, yo puedo ser creyente, marcar la casilla de la iglesia en mi declaración de la renta e ir a misa los domingos… y sin embargo defender la separación entre Iglesia y Estado, entre los poderes eclesiásticos y los públicos y democráticos. El problema es que algunos no saben ni por dónde paran.
Ateísmo y laicismo no son lo mismo. Lo que sí está claro es qué es ser socialista, y eso incluye la defensa de determinados derechos y libertados irrenunciables.
Genial artículo, compañero.
Ouch. Gracias 🙂
Me alegra que seamos muchos los que compartamos opinión sobre cosas que, en el fondo, son muy básicas.
Creamos el Grupo de Socialistas Socialistas? xD
😉
..y que pasa con aquello de Marcos 16:15
«Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
16:16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.»
La evangelización y el proselitismo son mandatos de la Iglesia católica. Pero supongo que esta es una de esas partes que uno puede saltarse del libro.
Nota: yo soy ateo y laico
Interesante lo que según Omixam dijera el tal Marcos. Retrata la esencia excluyente de la religión. Obsérvese que hablo de todas las religiones, no solo de la que ustedes, oh pequeño grupo de mortales, profesan. Porque todas lo son, excluyentes, xenófobas y discriminatorias. Y mejor no mencionar las lindezas que profieren hacia la mas bella criatura sobre la faz de la tierra, la mujer, que son también nuestras nuetras madres, hermanas , esposas e hijas. Nunca mejor dicho aquello de que la religión es «el opio de los pueblos».