Esas (no tan) pequeñas cosas

Parece ser que el eco de las elecciones municipales, donde se quería acabar con el bipartidismo, sigue sonando en nuestros oídos. En este nuevo régimen, parece ser que a los socialistas no les (nos) está permitido nada.*

No se permite que nuestros políticos se den un chapuzón en el mar. Esos ¿lujos? sólo quedan disponibles a los «asaltantes» de la playa de Calpe o a los pijos de yate en yate. Ni siquiera, parece, esta permitido tener un cuerpo normal. La estupidez ha alcanzado tales cotas que exigimos a nuestros políticos como exigimos a los triunfitos: buena pose, lo demás da igual. Y tampoco parece que tengamos derecho a cierta privacidad, que no somos Belenestebanes.

Y mientras, los mismos medios que no nos permiten ni ese chapuzón, esos mismos medios que hacen portadas con más contenido partidísta que la publicidad made in C/Génova, son los que aplauden a un dirigente que va a ser embestido (perdón) investido como si fuese un César. Esa es la austeridad que proclaman en sus titulares y en sus columnas, las mismas columnas en las que los socialistas no podemos decir que nos parece indignante lo que ha hecho IU en Extremadura (y en decenas de ayuntamientos). Porque hemos perdido las elecciones (es verdad) y debemos (según ellos, ambos dos) callarnos. Y mientras los de la izquierda verdadera pueden decirnos lo que debemos hacer (aunque otras elecciones sí las hubiésemos ganado) nosotros debemos callarnos.

Parecen pequeñas cosas, una playa, una investidura, un silencio. Pero no lo son. Esto es España.

*Habrá quién lea aquí lo que no voy a decir y dirá que falta autocrítica y que necesito contacto con la realidad, como si esto tuviese que ver con la crítica (nunca auto, no nos engañan) o como si fuese yo el que vive en Moncloa y no en una ciudad del extrarradio.

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