#retoecija nº21

1, 2, 3, 4… desde que era pequeño, cuando me acostaba, me ponía a contar ovejitas. Casi todo el mundo lo hace, es cierto. Pero normalmente lo hacen como recurso cuando no pueden dormir. Yo lo hago siempre. Me acuesto, y me pongo a contar.

23, 24, 25… incluso lo hago cuando voy a echarme la siesta. O cuando viajo en tren o en avión. Siempre cuento ovejitas. Ovejitas blancas que saltan una valla de madera en un prado verde.

101, 102, 103, 104… siempre son las mismas ovejas. De hecho, siempre es la misma oveja. Incluso antes de la clonación real, yo ya había clonado ovejas. Sin saberlo, claro.

146, 147, 148… nunca sé en qué número me duermo. Aunque creo que una vez llegué a contar hasta nueve mil y pico…  Al día siguiente tenía un examen. Biología. Me gustaba, mucho. Pero aquella profesora era terrible, no permitía ni el mas pequeño fallo. Creo que dormí menos ovejitas que las que conté. El tiempo, por las noches, se mide siempre en ovejitas.

237, 238, 239, 240… y ahora estoy en la cama, contando y contando para poder dormir. Tal vez soñar.*

#21

* Pequeño homenaje a The Lost Dreamer

Un comentario

  1. ¡Muchas gracias! Precioso cuento, aunque yo nunca haya sido capaz de contar ovejitas, me ha parecido una historia deliciosa. ¡Muchísimas gracias por acordarte de mí! Me hace mucha ilusión!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *