Concordatando

Parece ser que (¡por fin!) el PSOE va a plantear (en forma de proposición no de ley) romper el Concordato con la Iglesia Católica. Como suele pasar en estos casos, las reacciones son polares*. En este caso lo curioso es que ni siquiera los que están a favor de esta medida están contentos. Veamos…

Podemos obviar aquellos católicos que no quieren perder su status quo (¿quién querría perder, aunque fuese una pizca, poder?), y que no sorprenden, por tanto, en sus críticas. Discrepo profundamente de ellas. No, como me dirán, porque soy un malvado rojo ateo que quiere quemar Iglesias y que olvida la labor que hace Caritas (argumentos de manual). Simplemente quiero un estado laico, es decir «Independiente de cualquier organización o confesión religiosa». Las creencias, sean mayoritarias o minoritarias, son personales. Eso no quita para que, en semanas como esta, quien quiera salga a la calle a manifestar su fervor y su fe. Me parece perfecto. Pero son cosas que no tienen relación.

Más significativo me parece aquellos que, estando de acuerdo con la ruptura, se muestran críticos con el PSOE. El argumento: después de 7 años de Gobierno lo piden ahora. Y tienen razón. El mismo Rubalcaba estaba sentando en esos Consejos de Ministros donde nadie propuso esto. El problema es ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo debemos criticar a Rubalcaba y al PSOE haber hecho, o no, ciertas cosas? Es decir, cuestiones nominales a parte, el PSOE pagó un alto precio en las urnas por su gestión. De ahí, todos lo dijimos, tenían que leer un mensaje, aprender y cambiar. A muchos nos gustaría que esos cambios fueran mayores y más rápidos, pero eso no legitima para criticar aquellos pasos que se dan en la dirección adecuada.

Con el concordato tenemos uno de esos cambios. ¿Tarde? Sí. ¿Necesario? También. ¿Tiene marcha atrás posible? Yo creo que no. Cuando el PSOE vuelva a gobernar (que volverá, aunque vaya usted a saber cuando) tendrá que asumir este compromiso (que ya venía del Congreso donde se eligió a Rubalcaba). Está claro que el PP no lo va a aprobar.

Deberían en Ferraz plantearse seriamente los motivos por los que una medida muy de izquierdas ha sido recogido con más pañuelos que con aplausos. Aquí, seguramente, no valen las encuestas para saber si la medida gusta o no. Como (casi) todo en política, importan más las sensaciones y los sentimientos. Ahí radica el problema.

* Aunque la RAE reconozca «Bipolar», por la definición de Polo («Cada uno de los dos puntos opuestos de un cuerpo»), no puede existir algo monopolar o tripolar.

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