Ímaginate que sale la noticia de unos de esos monstruos raros que, por ejemplo, ha matado a su padre y está dispuesto a casarse con su hermana. Supongamos que ese monstruo ha escrito un libro (o es pintor, escultor, músico… artista). Dependiendo del tratamiento que se le diese, sería un apestado o un apestado best-seller. Su obra se compraría por el morbo de su autor, más allá de su calidad. Sería sólo cuestión de morbo.
Imagina ahora que alguien te dice que va a leer un escritor del romanticismo que mató a su familia para casarse con su prima y que acabó muriendo en la pobreza por una tuberculosis. ¿A que suena muy cool?
Las historias, como el vino, con el tiempo nos saben diferentes.
El tiempo siempre está maduro, la pregunta es para qué.
François Mauriac (1905-1970)