#retoecija nº4

Muchos años después, la hermana de Alicia estaba a punto de estallar. Desde que había sucedido «aquello», su hermana se había convertido en una persona despreciable: vivía en su propio mundo, sin hacer caso a nadie ni a nada, no cumplía sus obligaciones ni en la escuela ni luego en el trabajo, contestaba siempre mal… Era, en definitiva, una persona insoportable. Por lo que Patricia había decidido, finalmente, matarla.

Lo más complicado de acabar con Alicia era, obviamente, que nadie sospechase de ella. Tendría que parecer un accidente, o un ataque de locura. Patricia pasó muchas noches en vela, no por los remordimientos, cada vez menores, sino por las cientos de posibilidades que se le pasaban por la cabeza. ¿Un cuchillo? Demasiada sangre. ¿La almohada? Podría llegar a gritar y despertar a sus padres. ¿Veneno? Se acabaría sabiendo si, como era probable, le hacían una autopsia…

#4


La pista definitiva se la dio la propia Alicia cuando le dijo que se acababa de apuntar a unas clases de diseño de ropa. Era la excusa perfecta. Patricia fingió alegrarse mucho y rápidamente se puso manos a la obra. Mientras Alicia volvía de clase (cuando iba…) cada vez más contenta y orgullosa de sus diseños, su hermana se ganaba su confianza, perdida tiempo atrás, diciéndole lo bonito que le parecían aquellos vestidos horteras llenos de corazones y rayas de colores.

Al tiempo, Patricia realizó un diseño y le pidió a su hermana que lo hiciera realidad. Era un poco absurdo, pero los carnavales estaban cerca y eran una buena excusa. Y las recientes buenas relaciones convencieron a Alicia de llevarlo a cabo. El plan estaba en marcha, pero faltaba algo más…

Cuando Alicia estaba terminando el vestido, su hermana la convenció para que se lo probase primero ella. «Eres la creadora. Y tienes mucho mejor tipo que yo… Me gustaría hacerte unas fotos con él. Seguro que estás guapísima» El ego siempre fue su punto débil, por lo que aceptó. El resto fue pan comido. La excusa de la cámara, una ventana cercana y un empujoncito.

-Qué pena, ese traje de mariposa no era tan feo.

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