Son las 6.45 de la mañana. Tengo mucho sueño, mucho… pero tengo que levantarme. Miro por la ventana y lo único que veo es lluvia cayendo. Y no lo hace en vertical, así que además hay viento. Odio estos días. Es imposible ir a ningún sitio y llegar sin mojarte los pantalones. Y luego te pasas todo el día con las zapatillas mojadas y… no lo soporto.
Pero tengo que salir. Así que me mentalizo y me imagino que otro día, en otro mes. Hacía calor, mucho mas calor. Yo no iba a trabajar sino a la playa. Ese no fue un día cualquiera, porque ese día te conocí. Tu estabas con unas amigas jugando en la arena y yo, solo, intentaba leer. Y digo intentaba porque era imposible apartar la mirada de ti. Desde entonces no he parado de pensarte.
Hace ya muchos meses de eso, es cierto. Pero solo ese recuerdo puede calentarme en estos días de frío, lluvia y soledad.