Post a medias con Ana Aldea
Defender la alegría
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
Vivimos tiempos complicados. Momentos de caras largas y cuentas bancarias muy cortas. Los telediarios, los periódicos, las radios, las tertulias nos recuerdan a diario cifras económicas que seguro que muchos no entendemos pero intuimos. Y nuestra intuición nos dice que la situación es dura. Claro que ayuda mucho oir decenas de veces cada día, desde el amanecer hasta la noche «crisis, crisis, crisis…
Pero aunque parezca mentira, existe gente a la que le va bien. Gente que sonríe por la calle. Y sí, quizá sea gente que ha tenido la suerte de conservar su empleo. Pero a lo mejor es simplemente gente que sabe apreciar otras cosas en la vida: la suerte de una familia sana, unos amigos que están a su lado, hobbies que le encantan… Leí una vez una frase que decía «ser feliz no significa que todo sea perfecto, significa que has mirado más allá de las imperfecciones». Y eso es lo que os pido, que miremos más allá de todo lo malo que nos rodea y empecemos a ver el mundo con otros ojos. Si a todos se nos contagió la tristeza (aún cuando la vida de muchos de nosotros no haya cambiado) ¿por qué no podemos contagiar la felicidad al resto?
La felicidad es contagiosa, de eso no cabe duda. Y la «grisura» también. Pero yo prefiero rodearme de gente que me contagie felicidad. Y no tiene por que ser gente a la que vaya mejor, sino gente que sabe ver el lado bueno de las cosas. Y suena a tópico, es verdad. Pero hay gente que le saca el lado bueno a todo. Y mucha gente cree que ser optimista es genético. Yo no lo creo. Yo me esfuerzo todos los días, me levanto y procuro ver las cosas por el lado bueno. Y al final, como en todo, haces tu rutina. Una rutina optimista y estás predispuesto a encontrar ese millón de cosas buenas que hay. Por que las hay. Y sí, estamos pasando por un mal momento. Y nosotros los jóvenes estamos asustados. Mi abuelo ni se despeina. Las ha vivido peores que estas. Mucho peores. Y nosotros quizá habíamos estado entre algodones hasta ahora. Y de pronto, el mundo te dice -oye que esto no es tan fácil. Quizá es hora de ser adultos, de ser adultos optimistas y pensar que ya pasará. Arrimar el hombro en lo que podamos y abrir el paraguas esperando que pase la tormenta. Llover suele llover igual, pero se nota menos si esperas a que escampe sonriendo.
Si es lo que digo yo, todo el que no haya perdido el curro está hoy mejor que hace un año, hipotecas más baratas, precios más baratos, hasta la puta gasofa está más barata que hace un año y eso que vuelve a subir…
Se ve claro en la encuesta del CIS, le preguntan a la gente y dice el 70% que está igual o mejor que el año pasado, pero también dicen que lo que más le preocupa es la crisis ¿la de quién? La de Rajoy vociferando debe ser, porque la otra, no la notan.
La intención es buena, aunque las sonrisas de algunos tengan aspecto de mueca…
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Sr. Cartier:
Los reyes magos, no existen: son los padres.
Por eso mismo Flipao, porque ni siquiera ellos vienen a alegrarnos, debemos buscar la alegría donde sea 🙂