¿Formación o titulitis política?

Es bastante habitual que en nuestras (de los españoles, todos) habituales críticas a nuestros políticos se encuentre la de su formación. Que si fulano no tiene ni idea de economía, que si mengano no sabe nada de derecho… Y esto, por supuesto, ha vuelto a suceder con la última remodelación de Gobierno.

Tres son, principalmente, las cosas que se echan en cara a nuestra clase política:

  1. Carrera Universitaria: Algunos (pocos, la verdad) de nuestros diputados no tiene una carrera universitaria. Pero en la mayoría de los casos sí. Principalmente derecho, económicas, políticas… Y entre los que no han acabado la carrera (seguramente, no lo puedo confirmar) han pasado todos por la universidad. En cualquier caso, cuando uno escucha las quejas parece que ninguno de nuestros diputados haya acabado la EGB (o la ESO).
  2. Idiomas: La frase hay que saber inglés para ser camarero pero no para ser Presidente resume esta queja. Aunque supongo que se referirán solo a algunos camareros de algunas zonas turísticas…
  3. Vida laboral: El otro tema de queja es que los políticos no han dado un palo al agua en su vida.

¿Son quejas fundadas? Sinceramente, creo que no. Quedan muy bien en la barra de un bar o en el sofá de casa, pero no son más que una pataleta. En primer lugar porque no están bien fundadas. Como decía, casi todos los políticos (de primer nivel) tienen una carrera, muchos de ellos han opositado y obtenido plaza. Muchos de ellos son profesores de Universidad. Así que sí, tienen formación académica e incluso trabajo fuera de la política.

Pero en segundo lugar ¿son estos los patrones que necesitamos para nuestros dirigentes? ¿para dirigir un país hace falta saber mucho o saber qué hacer? ¿Importa de verdad a la hora de tomar una decisión económica saber inglés? Es más, por muy bien que uno hable inglés (o francés o alemán), ¿no debe ir también acompañado de un intérprete  para que en temas tan delicados no haya dudas? Parece ser que la única formación posible es la académica ¿pero es esto cierto? Todos conocemos a perfectos capullos con tres carreras que a la hora de trabajar son incapaces de hacer nada. Y ahí tenemos al que a mi me parece un buen ministro, Pepe Blanco, que no acabó la carrera de Derecho.

Ilustración de Helena Écija para este blog

El problema de verdad es que no sabemos qué hace un político. Por supuesto que la formación es importante, pero el trabajo de un político es hacer política. Y la política es un conjunto de muchas cosas (de todas, en realidad). Pero para saber con detalle esas cosas ya existen los asesores. El político debe tener claras las cosas básicas y saber, con arreglo a ellas y a los detalles concretos que le apunten en los informes, cómo aplicar sus políticas (sean de izquierdas, de derechas o lo que sea, da igual).

Por esto, yo me niego cuando algunos políticos o compañeros o amigos, ciudadanos, en fin, reniegan de los políticos profesionales. Ser político es una profesión. Una profesión exigente, dura, que requiere tener las orejas abiertas a lo que los ciudadanos queremos y la mano dispuesta a llevarlo a cabo. Pero no es un hobby al que uno le dedica un rato después del trabajo, o un par de años y luego se va a casa a descansar.

Y no, no defiendo a los que quieren vivir de la política. Esos que solo quieren un sillón y un sueldo. No, eso son gentuza, que nadie les llame políticos, por favor.

22 comentarios

  1. Evidentemente creo en la educación, en la formación como palanca para cambiar la sociedad. No obstante eso no me hace infravalorar a aquellos que carecen de educación reglada, incluso de EGB/ESO.
    El primer requisito de un político es que cumpla con su trabajo, que sepa llevar a la realidad las ideas que presentó en su programa, que sepa adaptarse a la realidad y buscar soluciones a los problemas de la sociedad. Para eso no hace falta una carrera universitaria. Para eso hace falta ser un político de vocación.
    En cuanto a los que solo buscan el sillón, totalmente de acuerdo, esos no son políticos, esos son los que desprestigian a nuestros políticos.

  2. Muy bien tirado. Sólo pongo un pero, que es la cuestión de que algunos de nuestros diputados (los del PP no me interesan) lleguen al parlamento sin ejercicio laboral previo en el ámbito privado. Eso merma sus posibilidades para entender lo difícil y dura que es la vida para muchos… cosa que pagamos en la acción legislativa y de Gobierno. Porque quien alguna vez ha sido despedido de forma injusta, o al menos ha visto cómo le sucedía a alguien a su lado, sabe más de la vida que cualquiera que tiene una carrera o habla dos idiomas (cosa que, por cierto, ya hacen catalanes, valencianos, mallorquines, gallegos y muchos vascos… y que no me dice nada por sí mismo).

    También observo un exceso de titulaciones del mismo tipo y poco trabajador manual, lo cual sesga la representación ciudadana. Y en el parlamento no hacen falta letrados, porque esos ya los hay, y muy buenos, de carrera funcionarial. Vamos, que hay pocos Marcelinos Camachos y mucho abogaducho que además nunca ha asistido a un juicio.

    En cuanto a los «profesionales» de la política, ojalá hubiera más como Guerra (o Rubalcaba), prueba de que no importa que alguien lleve en las Cortes desde las Constituyentes, sino que lo impresndible es que durante el ejercicio de sus cometidos se gane repetir una y otra vez dada su valía.

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  4. Franesco, sobre el «pero» que apuntas creo que tu mismo te has contestado. No se trata solo de que ellos hayan trabajado (y visto su día a día, su sueldo, sus despidos injustos…) basta con que tengan las orejas abiertas con su familia, sus amigos, sus vecinos… Sin ir más lejos, antes de comenzar siquiera a trabajar (no en mi actual trabajo, en los anteriores) yo «sufrí» como despedían a mi padre injustificadamente. ¿Podría denunciar con conocimiento esos casos sin ser sujeto activo de él? Creo que sí.

    Sobre el hecho de que no haya muchos trabajadores manuales representados en las Cortes ¿es necesario? Yo veo más importante que los políticos allí presenten sean capaces de tejer redes sociales (físicas y digitales) de todo tipo, para conocer de primera mano sus problemas y sugerencias.

    Y en cuanto a los «profesionales», justamente a eso me refiero. A gente que se gana su sillón porque trabajan, porque hacen trabajar, porque gestionan, porque deciden y deciden bien… Y sí, Rubalcaba es uno de los ejemplos de «político profesional» que tenía en mente.

  5. No estoy para nada de acuerdo. Como bien apunta Francesco todo el mundo debería tener una experiencia previa de un par de años en el sector privado para saber como funcionan las cosas y una vez siendo funcionario hacer lo posible en arreglar los fallos que hayan observado.

    Sobre la titulitis que apuntas tampoco estoy de acuerdo con tus argumentos. Para determinados puestos políticos hay que saber de qué se está hablando y para eso hay que haber estudiado y/o tener experiencia en el sector. Para ejemplo este: http://elhombredelacapa.blogspot.com/2010/11/solo-para-que-compares.html Personas preparadas que han trabajado en el sector y alguna hasta ha publicado en revistas especializadas.

    También considero muy importante saber idiomas. Mientras no invirtamos en I+D+i hay saber inglés para entender las novedades del sector y para negociarlas con otros países aunque siga habiendo traductores para dudas que puedan surgir. El político no sólo tiene que saber hablar tiene que saber de lo que habla y argumentarlo.

  6. Oria, como ponía en mi ejemplo, yo he visto de cerca una situación constante de falta de recursos (sueldo bajo de mi padre), de cómo mi madre no encontraba trabajo y de cómo mi padre se iba al paro. Por no contar con los casos de amigos o familiares, claro ¿No crees que en eso he aprendido tanto o más que en mi propio trabajo? Por eso no creo que sea una «condición indispensable». Aunque sí que viene, por supuesto, genial.
    Este post no es una defensa de Leire Pajín jejeje. Pero a lo que me refiero es que uno puede ser un gran teórico y luego un mal Ministro, y al revés. Lo importante es que Leire (en este caso, pero en todos) se empape bien de todas las situaciones, se relacione con todos los directores de hospitales y sepa llevar una agenda con su programa.
    Y algo parecido te digo con el inglés. No creo que pase nada si un político recibe los informes (documentos, noticias…) traducidas. No por ello va a saber menos sobre un tema.

    E insisto, este post no es una defensa del no-estudio, o de no saber inglés o tal. Simplemente es una reflexión donde quiero hacer ver (no sé si lo consigo) que valoramos a los políticos en términos empresariales, en lugar de en términos políticos (que, al fin y al cabo, son eso, políticos)

  7. Aclaro que coincido contigo en el fondo e incluso en la forma del post. Y claro que no es del todo necesario haber sido despedido para saber lo duro que es. Pero, vamos, no es lo mismo… Es como lo del aborto: claro que un hombre puede intentar ponerse en el pellejo de una mujer, pero nunca podrá entender cómo es la situación. Lo sabrá mejor cualquier mujer, haya abortado o no, que cualquier hombre (salvo aquel que se dedique profesionalmente a tratar con mujeres que aborten, claro).

    Es decir, que tampoco vería a 350 blancos hablando sobre lo que supone la discriminación por motivos de raza… salvo si residieran en África. 😉

  8. Completamente de acuerdo. La función de un político, es representar a los ciudadanos en las instituciones, así como trasladar a estas sus inquietudes y problemas buscando soluciones a los mismos desde la oposición o principalmente desde el ejercicio de gobierno. Ahora bien, ¿qué titulación universitaria lo garantiza?, la respuesta es sencilla, ninguna. La garantía la encontramos en la responsabilidad, cimentada en unos principios e ideales sólidos con vocación de servicio público.
    En esa argumento tan manido, que los políticos deben ser gente con una formación académica que les permita abandonar la política y volver a sus profesiones de origen ¿puede volver un médico, un ingeniero, un abogado, un arquitecto, etc.. a ejercer después de doce o dieciséis años? Yo, desde luego, no querría que me operara el ministro de sanidad, aunque en su momento, hace quince años, hubiera sido el mejor cirujano del país.
    Por lo tanto, empecemos a defender a las personas que durante años han desarrollado su actividad laboral en la política con esfuerzo y convicción, es decir, al político profesional.

  9. El otro día una buena amiga común me decía que ella exigiría 4 o 5 años de experiencia en una actividad apartada de la política para poder acceder a un cargo público.

    Así nos ahorraríamos al que quiere vivir DE la política y no PARA la política

    Habláis de Rubalcaba como «Político profesional» He de recordaros que ha pasado muchos años dando clases en la Complutense, siendo sus estudios de Doctór en Ciencias Químicas. Creo que es un apunte importante. De hecho en los años de gobierno de PP volvió a dar clases.

  10. Es decir Ángel, que habría que hacer una «mili» obligatoriamente para poder ser representante público (algo que, creo, va contra la Constitución, tendría que mirarlo). ¿Y valdrían todos los puestos de trabajo? Es decir, ¿vale lo mismo ser dependiente la tienda de barrio que tienen mis tios que tener un cargo de responsabilidad en una multinacional?
    Y ¿quién te asegura que una vez en política, no quiera ser uno de esos que quiere vivir de la política? Porque pasados sus 4-8 años de representante, lo mismo ya no tiene su antiguo puesto de trabajo.

    Y sí, justamente por cosas como esa me refiero a Rubalcaba como el tipo de «político profesional» que me gusta.

  11. Esta vez estoy totalmente en desacuerdo contigo, Antonio.

    Será anticonstitucional o lo que sea, pero me parece bochornoso que para puestos «menos importantes» se requiera una formación y una oposición bastante complejas, y para puestos como ministro, que es nada más y nada menos que asumir la dirección de un ministerio, se llegue a dedo haciendo amigos dentro del partido.

    Para mí dirigir un ministerio es algo con una resposabilidad grandísima, y no me vale que tengan sus asesores, creo que en España todo esto no funciona bien. Si te fijas, las empresas privadas hacen el proceso contrario al que tú planteas; un director de una empresa informática será originariamente informático y después habrá evolucionado hacia la gestión, y no al revés, para tener conocimientos sobre qué es lo que se hace en la empresa. O mira el fútbol, donde los mejores directores deportivos son exfutbolistas que hacen carrera de gestión y administración tras su carrera deportiva. Ahora dime si no te volvería loco que Punset fuese ministro de ciencia.

    Yo creo que los políticos deben tener su carrera política, como bien dices eso está claro, pero no puede ser que por tener una carrera de políticas uno se crea que vale para dirigir cualquier cosa (como hacen muchos filósofos), yo creo que si uno es un buen médico, entonces podrá presidir sanidad haciendo una carrera de gestión y dirección. Yo tampoco quiero que los dirigentes de mi país tengan ocho doctorados y sean eminencias en todas las ramas del conocimiento (sería una utopía oligocrática muy bonita), pero el cachondeo que tenemos ahora mismo montado en el que una persona hoy vale para el ministerio de sanidad, mañana para presidir una comunidad autónoma y al otro para el ministerio de exteriores habiendo estudiado derecho me parece una auténtica tomadura de pelo.

    Como se hace en muchos puestos públicos, yo exigiría una titulación previa relacionada con el cargo a ocupar, una oposición para seleccionar a los mejores y después un curso, se hace con muchos funcionarios. Tendríamos dirigentes mucho mejor preparados y evitaríamos el amiguismo, que para mí en muchos casos en corrupción pura y dura. No todo el mundo puede pilotar un avión ni hacer un transplante de corazón, ¿no? Pues me parece lo mismo.

  12. Bueno, en realidad no estás tan desacuerdo conmigo. Yo no quiero que uno llegue a ser ministro (o secretario de estado o lo que sea) por amiguismo. De hecho, mi post no iba, para nada, en ese sentido. Tampoco, como ya he dicho, en el sentido de que nuestros políticos estén poco formados. Al revés, la formación no sólo debe ser alta, sino que debe seer, además, contínua.

    Lo que yo digo es que la formación de un político (como en muchos otros puestos de la vida «normal») no tiene porque ser únicamente formación académica. Por poner un ejemplo ¿uno es solo buen cocinero si Ferrán Adriá (la Asociación de Cocineros le da un premio) o puede llegar a serlo cocinando mucho, probando, leyendo, buscando, comiendo?

    Es más, tu ejemplo de Punset me parece perfecto. Él no es científico, es un divulgador científico. Y sabe de física, de química, de neurología, de biología, de psicológia… sin tener todas esas carreras. Lo ha hecho leyendo, entrevistandose, escuchando conferencias, buscando… Con ese ejemplo me da las razón en lo que pido 😉

    Pd: No es lo mismo carrera política (es decir, militar, tener puestos orgánicos y/o institucionales) que carrera DE políticas (Licenciado en Ciencias Políticas)

  13. Vale, pero en lo de Punset me he explicado mal, me refería a que estaría de puta madre que alguien con la formación de Punset fuese ministro. Es decir, no que un tío por leer y hacer entrevistas se merezca el cargo (eso quizá sería algún punto extra en la oposición a la que me refiero), sino por haberse sacado Derecho en Madrid, un máster en Ciencias Económicas en Londres y tener una experiencia laboral asombrosa. Y, sea como sea, si alguien es tan bueno como para merecer un cargo sin tener formación ni experiencia, que lo demuestre en una oposición.

  14. Si a Punset le nombrasen Ministro de Ciencia no sería por ser licenciado en Derecho ni por el máster en económicas, sino por su experienacia en charlas, cursos, entrevistas, seminarios…
    Y la «oposición» que pasan los políticos son las urnas, cada cuatro años. Es otra cosa

  15. Lógicamente no es lo mismo ser concejal de Villatejeruela del Campo, con todos mis respetos, que ser consejero de autonomia o ministro de un pais.
    Salvo en contadas excepciones, y normalmente suelen coincidir con personas de cierta edad, el hecho de contar o no con titulación universitaria no le da al poseedor esa valía para desempeñar un cargo público de relevancia como es el ser ministro. Por supuesto que tienen que contar no con una formación, sino que también deben de tener una experiencia previa en el campo de la negociación, la gestión, organización etc… experiencia que le será de gran utlidad para el desempeño de su misión al frente de un ministerio.
    ¿Acaso un electricista (con todos mis respetos) es válido para el Ministerio de Sanidad?, habrá quien me diga que si, pues quien no se consuela es porque no quiere, pero creo lógico que el máximo responsable de la Sanidad de un pais (aunque solo sea por 4 años) que mínimo que tenga una formación adecuada al puesto; y no solo una formación, también es necesaria una experiencia previa en actividades sino directamente relacionadas con el ejercicio de la medicina, si que esté ligada a ésta… no se, pienso yo…
    Quizás alguien me quiera hacer ver, que un zapatero (con todos mis respetos y sin doble sentido, que conste) puede defender mis intereses a lo largo y ancho de este mundo estando al frente de la cartera de exteriores.
    Quizás pueda ser útil, que un agricultor pueda estar al frente del Ministerio de Agricultura, pero aún así tengo mis serias dudas.
    De estos tres ejemplos, pueden existir las excepciones que confirmen la regla, no digo que no, pero sería como entrar en un gran pajar y en el primer paso que demos dentro de el, nos pinchasemos con la aguja; pero me da la sensación de que es cuanto menos bastante dificil.
    Por lo tanto creo que cada cual debe de tener una formación y una experiencia acorde al puesto que desempeña. Para ser concejal de un pueblo, si que basta con la vocación, la honestidad y el trabajo diario, pero para ser ministro hay que estar un poco más preparado.
    Permitanme una anecdota que yo viví hace un tiempo. Debido a mi trabajo, con demasiada frecuencia tengo que asistir a cenas, almuerzos y distintos ágapes para cerrar tratos, iniciar relaciones comerciales, etc. Cuando empecé en este mundo, mis superiores se aseguraron que cada vez que yo asistiese a un encuentro de este tipo, no les defraudara y aunque en lo relativo a conocimientos no tenian duda alguna, en lo referente a las «maneras» si que se quisieron asegurar pues no se podian permitir el lujo que por una tonteria de no «saber estar», nos quedasemos sin ese posible contrato. Por lo tanto, mis superiores vieron oportuno darme una formación express sobre el asunto. Mi asistencia a distintos actos siempre ha sido muy comentada (además de ser motivo de cierto cachondeito) entre mis amigos, pues en alguna que otra ocasión he compartido mantel con personas de cierta importancia tanto a nivel autonomico, como nacional e internacional. Pues bien, un muy buen amigo mio resultó ser elegido como concejal en el ayuntamiento de mi pueblo, y, aunque en el tema de conocimientos no andaba escaso del todo (aunque con ciertas lagunas como el mismo siempre ha reconocido), en el apartado de las negociaciones y ese «saber estar» en ciertos eventos lo tenía bastante verde, y fué cuando acudió a mis «conocimientos» para poder estar al menos a un nivel de tu a tu para las negociaciones a las que tenia que asistir para conseguir más dinero e inversiones para nuestro pueblo. El mismo lo decía: «…la putada es que no estoy preparado del todo para esto, tengo conocimientos, pero hay ciertas ocasiones en las que me veo en desventaja frente a otros concejales».
    No se, creo que este caso se puede extrapolar a nivel de ministro. Salvando las distancias lógicamente.
    Quizás esté equivocado, no lo pongo en duda, pero para «guiar» el destino de un pais al frente de un ministerio hay que andarse con pies de plomo y creo que es preferible andar sobrao a no «vamos a probar a ver si cuaja».
    En cuanto a la referencia que haces de los asesores… es inadmisible que un ministro tenga esa cantidad de asesores detrás suya, entonces, ¿para que lo votamos a el?, votemos a sus asesores. Otra cosa es que cuente con un equipo complementario que le vaya ayudando en el día a día, pero no para decirle tira por aqui o por allá, sino para facilitarle su trabajo, que es bien distinto.
    Además, creo que existen antecedentes como para pensar que es mejor que un ministro esté preparado a que solo cuente con la vocación politica.
    Un saludo

  16. Uno más, gracias por el comentario. Creo que es más largo incluso que el post jejeje.
    Yo no hablo (o no era la idea, perdón si ha quedado así) de que «cualquiera» (ese electricista, carnicero, enfermero…) pueda ser un político de alto nivel (ministro, alcalde de una gran ciudad, presidente de una comunidad. La idea es, simplemente, que no toda la formación necesaria se da en una Universidad. Cómo esos conocimientos que tu dices que tuviste que dar a ese amigo concejal. Él la recibió de ti y no de una universidad (no sé, incluso, si quien te lo dio a ti fue una universidad o incluso otro particular).

    Por poner otro ejemplo. Cristina Garmendia es una gran profesional de su campo. ¿Está siendo una buena ministra? A mi entender no.

    En cuanto al tema de los asesores son dos cosas diferentes: una es que en este país tengamos muchos asesores que no asesoran nada y otra que un político necesite tener un «equipo» con el que trabajar, así como un entrenador de fútbol tiene un segundo entrenador, uno de porteros, un preparador físico, un nutricionista… aunque es él quien toma las decisiones.

  17. Sea como sea, eso de que las urnas son una oposición sí que no me vale, que unas cuantas personas voten y decidan un presidente no quiere decir que ese presidente esté preparado para ello. Además mucha gente vota por motivos de ideología o simplemente por castigar al que está votan a la oposición. Una oposición al menos demuestra conocimientos y valía.

    Hoy he vuelto a recordar toda esta discusión cuando he visto las fotos de ZP saliendo a correr con Cameron y teniendo que llevar intérpretes a correr también, me abochorna, una cosa es que necesite intérprete para que en el G-20 tratando temas tan delicados no haya dudas, bien, pero que no pueda chapurrear un poquito charlando de fútbol o del tiempo mientras sale a correr con Cameron, me parece completamente dantesco, en serio.

  18. No quería que mi link fuera interpretado como un ataque a Leire Pajín. Simplemente quería ponerlo como ejemplo ya que comparaba un ministro español con sus homólogos en otros países. Confirmado por Cartier que ella si que ha acabado la carrera quiero ir más allá. No tiene experiencia ni política ni formativa ni profesional en el sector de la sanidad y es de eso de lo que me quejo.

    Ponéis como ejemplo el que por vuestra experiencia personal sabéis como está y funciona el mercado laboral. Pero sabéis cómo funciona la investigación, las universidades, las bibliotecas, la inmigración o las relaciones que tiene España con Suecia?

  19. Jose, las urnas son una oposición constante. Un funcionario puede que tenga que estudiar mucho una vez para conseguir su plaza, pero luego tiene el puesto asegurado de por vida, sin seguir estudiando (algo que, ya te digo, yo cambiaría). Sin embargo un político desactualizado corre el riesgo de quedar en ridículo e irse fuera.
    Sobre los motivos que tiene cada uno para votar, son totalmente personales. Y justamente en eso se basa la democracia, en que cada uno vote libremente a quien quiera por los motivos que quiera. Tratar de «imponer» que solo hay que votar a los muy preparados, independientemente de sus opiniones políticas es, claramente, una injerencia democrática.
    En cualquier caso, hay dos opciones para solventar esta situación:
    1. Formar a los políticos (algo que, mejor o peor, se hace dentro del Congreso de los Diputados, con clases de idiomas, por ejemplo)
    2. Que los que se consideran formados, como tú, se dediquen a la política.

    Sobre lo de Cameron, pues sí, Zapatero no habla inglés (creo que en francés si se defiende bien, pero no lo sé seguro). Pero no te tires tanto de los pelos, que si llevaron intérpretes es porque Cameron tampoco habla español.

    Oria, no hay nadie que sepa, con detalle, de nvestigación, las universidades, las bibliotecas, la inmigración o las relaciones que tiene España con Suecia. Aunque todos los diputados deben tener (puesto que votan sobre todos los temas) unos conceptos mínimos de cada tema.
    En cuanto a que Leire no tiene experiencia política, sólo recordarte que, además de todos los cargos internos del partido, ha sido diputada, senadora y Secretaria de Estado. Por ponerte un ejemplo, Aznar no había tenido ninguna responsabilidad nacional cuando llegó a ser presidente del gobierno.

  20. Cada vez que escucho/leo el argumento «todos conocemos a alguien que tiene tres carreras y es un memo, mientras Zutano es muy listo «porque el mundo le ha hecho así»» me pongo en guardia. La formación académica es MUY importante, no principalmente porque te enseñe «a hacer cosas», sino porque esos años, algunos de los que más determinan cómo serás en adelante, están dedicados a tu formación, no a ganar dinero o a buscarte la vida (todo en rasgos muy generales).

    Además, el ascenso generalizado de los autodidactas provoca un círculo vicioso, dado que estos necesariamente opinan, por la cuenta que les trae, que no es necesario tener una formación académica sólida para llegar donde están o donde aspiran a estar. Así, favorecen que otros que tampoco disponen de esa formación accedan a puestos de responsabilidad.

    Aun recuerdo cuando alguien, al respecto de un baremo para una oposición a puestos de gestión en una Universidad pública, me argumentaba a favor de que los cursos de formación que se realizaran con cualquier agente social puntuaran (por ejemplo, 20 horitas de informática), y tener una carrera universitaria no. ¡Para entrar a currar en la universidad!. Pues bien, esa misma persona utilizó la frase, «es que hay gente superválida que no tiene carrera».

  21. Rascayú, creo que en otros comentarios ya he expresado que la formación es muy importante. Y, obviamente, la formación reglada es la única que nos da unas ciertas garantías.
    Yo hablo específicamente del caso político, donde uno tiene que afrontar muchos y diversos temas (y es obvio que nadie puede ser experto en todo).
    No se trata de defender que los ministros sean incultos, sino de defender que más allá de tener una o cinco carreras, sean capaces de llevar su gestión política. Hay gente maravillosa que escribe artículos maravillosos, o son maravillosos investigadores, o maravillosos ingenieros que no servirían para Ministros. Cada puesto requiere una formación específica y no hay ningún título de «político de primer nivel»

  22. El problema es que consideremos, en tus palabras, que se puede «llevar una agenda política» (de un modo medianamente pasable, añado yo, por supuesto que cualquier lerdo puede ser ministro y ejemplos ha habido y hay de todos los colores) siendo un inculto. Ahí es donde, al final, no estamos de acuerdo.

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