Crónica Half Challenge Barcelona Maresme

Ya dije en su día que mi participación en este Medio Ironman fue por casualidad: gracias a un sorteo de La Bolsa del Corredor. El objetivo para este año era Mapoma. Y a partir de ahí, disfrutar con el triatlón. Un par de sprints y alguno en distancia olímpica. Pero ya sabemos, la vida es como ella quiere.

El caso es que tras unas 10 semanas de entrenamiento específico (y con el maratón de por medio, con las adaptaciones y juegos malabares correspondientes con el calendario) el viernes llegaba a Calella, un pequeño pueblecito no muy lejos de Barcelona que además de acoger a muchos alemanes, iba a acoger a más de mil triatletas. Y también a mi. Porque esa fue la una de las primeras sensaciones que tuve al ver al resto de participantes: estos juegan a otra cosa. Cuerpos muy delgados, músculos marcados, bicicletas que parecen motos, tatuajes que reflejaban haber terminado muchos Ironmans… En fin, que me sentía el patito feo. Porque una cosa es tener claros tus límites y otra que te los echen en cara.

El sábado tocaba recoger el dorsal, las pegatinas para la bici, la pulsera (que debíamos llevar en todo momento, como acreditación)… Un pequeño susto al no verme en las listas: «No estas en Grupo de Edad, sino en Open, que no eres federado». Solucionado. Me voy a la charla técnica (en teoría obligatoria, pero nadie nos pidió confirmar que estábamos allí). Salvo los horarios de salida (yo salgo a las 9!!! Voy a tener que esperar más de una hora desde el cierre del Bike Park) no nos dicen nada que no venga en el programa. Me contenta (un poco) saber que el señor que se sienta a mi lado esta preocupado por los horarios de corte. No soy el único…

Al salir de la charla, un paseo por la feria. Comprar alguna camiseta de recuerdo y encontrarme, por casualidad, con Ferran Buxeda. De vuelta al hotel a preparar las bolsas (una para la T1, otra para la T2 y una tercera para después del triatlón). Un paseo con Marta y Kira antes de comer. Después una siesta en la que casi no duermo y a dejar la bici y las bolsas en el área de transición. Aprovecho que la organización pone unos mecánicos para que echen un ojo a la bici y me la dejen perfecta. Otro paseo con Kira. Cena y a la cama.

Sin casi poder dormir me levanto a las 5:57 (el despertador estaba puesto a las 6). Me pongo el mono y ropa «de calle» encima. Repaso la bolsa donde llevo neopreno, gafas de agua y chip. Compruebo que metí todo en las bolsas de transición. Desayuno (poco, como en los grandes días… No me importa, así el estomago no dará sustos, y reservas tengo de sobra después de una semana de «relax» y de comer mucha pasta). Me dirijo a la zona de salida (muy cerca del hotel, unos 300 o 400m). Le doy un poco de presión a las ruedas de la bici y compruebo que todo está en su sitio. Me quito la ropa de calle, me doy vaselina, mucha, por todo el cuerpo: ingles, axilas y pezones especialmente. Puede parecer trivial, pero tantas horas, con sudor, puede provocar que uno empiece a sangrar y joderte una carrera. Me pongo el neopreno. Solo me lo había puesto el día que lo probé en la tienda donde lo he alquilado. Ni siquiera había podido nadar. Pregunto la hora a un chico: ocho menos veinte. Es demasiado pronto para empezar a calentar. Empiezo a hablar con él. Resulta que es David Vazquez, triatleta profesional. Me da algún consejo, me cuenta detalles del recorrido de la bici y me acompaña un buen rato. Justo antes de la salida de los pros se va con su entrenador. Me meto en el agua, hasta la cintura, para tener un sitio privilegiado de la salida (van como motos!!!!). Veo las siguientes salidas. Pido que me ayuden a subirme la cremallera del neopreno (y yo subo unas cuantas). Por fin me meto en el agua a probar. Voy bien. Las sensaciones son buenas, tanto del cuerpo como las sensaciones con el neopreno. Casi no hay olas (he estado en piscinas peores). A unos minutos de salir veo a Marta con Kira. No las esperaba y me hace mucha ilusión…

¡¡Y comienza el triatlón!! Me meto con calma en el agua. Hay que evitar golpes tontos. Voy un poco por fuera. La primera boya es a derechas, luego tres a la izquierda. Llegamos pronto a la primera. Vamos muy juntos todavía. Me noto bien. Voy nadando cómodo. Podría ir mucho más rápido, pero esto es muy largo y hay que guardar fuerzas. Antes de la primera boya veo un gorro azul (de los que hacen el triatlón por relevos, es decir, son especialistas y solo tienen que hacer una de las partes. Han salido un par de minutos después). Va muy rápido, no merece la pena seguirle. Segunda boya. Veo que me he orientado bien y no he tenido que rectificar mucho. La tercera no tarda en llegar. Aquí viene el trayecto mas largo. Sigo cómodo. Alguno me adelanta, a otros les adelanto yo. Vuelven a pasarnos un par de gorros azules. Veo que voy en el pelotón. Bien. Ultimo giro y ya toca nadar hacia la playa. Aquí, o estaba yo más cansado de lo que creía o todo el mundo aprieta mucho… Al final, salgo. Miro el reloj: 38:51. ¡Joder! Y eso sin apretar… Yo esperaba hacer 40-45′. Esto empieza bien. Transición con calma. Me quito neopreno, me pongo las medias, los calcetines, como una barrita, los voluntarios me echan crema solar…

Cojo la bici y salgo. Primero hay que hacer unos 3 kilómetros por Calella hasta salir a la carretera. Allí dos vueltas a un circuito de 44 kilómetros y de nuevo el enlace de 3km. En el primer avituallamiento puedo pillar un bidón de bebida isotónica. Hace calor y hay que hidratarse bien… Voy bien en la bici. Este no es mi sector (al final seria el que peor de los tres hiciese), pero para lo que yo espero, no voy mal. Pronto la media se sitúa en unos 30 km/h. Eso significaría hacerlo en 3 horas, cuando yo esperaba casi 3 horas y media…
Empiezan a pasar los kilómetros. Aunque adelanto a algunos, en general soy yo el adelantado. Es verdad que salvo «las motos» (que casi siempre iban en pelotón a pesar de estar prohibido el drafting) no noto que vayan mucho mas deprisa que yo. Pero me van pasando. Yo sigo concentrado en mi velocidad. Voy mejor de lo que YO quería y con eso me vale. Voy bebiendo y tomando geles que nos dan en los avituallamientos. En la segunda vuelta somos menos. De repente veo que el cuentakilometros, en un bache, se ha movido y no va bien (lo mismo me dice que voy a 30 que a 16km/h). Intento no hacerle caso y «sentir el ritmo». Hay un par de cuestas que pican. No muy largas, pero me las tomo con calma. No hay que vaciarse… Por fin vuelvo a entrar en la zona de enlace hasta el Bike Park. ¡Pufff, menos mal! La bici es a lo que tenia cierto miedo. No solo por ser lo que peor llevaba, también es lo que menos depende de ti: un pinchazo, un fallo mecánico, una caída… Siento alivio. Me bajo de la bici (3:00:04) y trato de andar/trotar hasta dejarla en mi sitio. No noto demasiado mal las piernas… Voy a cambiarme las zapatillas, dejar el casco y coger la gorra.

Empieza la carrera a pie. Esta es mi zona. Hace un mes corrí el maratón de Madrid. Esto es solo la mitad. Me digo a mi mismo que esto lo he hecho muuuuchas veces. Hace mucho calor (luego vería en casa que me queme cual guiri en Mallorca) y encima el GPS decide también fallar. Lejos de enfadarme por eso pienso: «mejor, así no me obsesiono con el ritmo. Voy a correr por sensaciones». Y las sensaciones no eran malas. Voy pasando a bastante gente. Muchos de ellos andando. Yo noto que voy tocado (¡Claro!) pero no hundido. Es un circuito ida/vuelta de 10.5km al que hay que darle dos vueltas, es decir, cuatro tramos de unos 5 kilómetros. El primero, pienso, es para ver sensaciones. El segundo y tercero es como cualquiera de las cientos de veces que he salido a correr 10k. Y el cuarto, el último, es para disfrutar. A pesar de este engaño mental, se hace largo. Pero ver que voy mejor que muchos me anima. Comparto un par de kilómetros con un chico andaluz. Dice que este es su primer triatlón (¡Cojones!)
Cuando se llega a la mitad se pasa junto a la meta. Es una sensación rara. Te emocionas como si fueras a entrar, pero no puedes… Supongo que es como ver un escaparate de una pastelería estando a dieta. Miro el reloj de meta y, por primera vez, veo que hay una posibilidad real de bajar de las 6 horas. Ya ni siquiera me planteo la posibilidad de no acabar. Ahora hay que aguantar el ritmo para no fundirse. No quiero echarme a andar. Y aguanto para no hacerlo. Sigo con mi norma de beber en todos los avituallamientos. Y como algo (un gel o plátano) en casi todos. Llego al giro del kilómetro 15. Un dj que nos anima pone Train con «Drive by» y canto lo de «Oh I swear to ya, I’ll be there for ya». Y pienso en Marta y en Kira esperando en la meta… Aquí sé que esta hecho. Empiezo a recordar cuando decidí apuntarme, cuando corrí mi primer triatlón, como hace 15 meses era incapaz de correr 5 kilómetros, de los compañeros del club, de los amigos que me han estado animando, de los entrenamientos con frío y lluvia, de los madrugones… Por momentos me cuesta no echarme a llorar. Pero si de alguien me acuerdo es de Kay. No hay palabras para agradecerle cómo se ha portado conmigo. Cada semana enviándome los entrenamientos, resolviendo mis dudas, perdiendo tiempo conmigo de cosas más importantes… Aquí recuerdo la frase «No corres solo». Y, aunque este sea un deporte individual, tengo la certeza de que este es un éxito de equipo…
Últimos metros. La Media Maratón va a salir en 2:05:36. Mejorable, pero no esta mal… Llego a la alfombra roja. Es momento de disfrutar. Me cuesta creerlo… Esto se acaba. Voy a ser Finisher… Miro el reloj: 5:53:28.

¡¡¡¡SOY FINISHER, SOY UN MEDIO IRONMAN!!!!

11 comentarios

  1. Emocionantísimo!!! lo he sudado y todo leyendo tiempos y distancias!, y que sepas que para nosotros (al menos para mí) eres Ironman entero!! 1 abrazo fuerte y a recuperar/desconectar un poco

  2. Enhorabuena!! Eres un campeón, y un sentimental ( a mi casi me haces llorar)

  3. Me has puesto «los pelos de gallina»
    Emocionante , dan ganas de mandar al carajo la fascitis y salir a correr, enhorabuena maquina!!!

  4. Me ha encantado leer este post! Enhorabuena!! Solo con leerte dan ganas de intentarlo, no por el Iron man en si, si no por la sesacion de superacion, de trabajo en equipo, del tu puedes… se me han humedecido los ojos y todo! Los que te conocemos estamos muy orgullosos de ti!

    Lo has contado muy bien, y lo has hecho muy bien. Enhorabuena campeon!

  5. qué te voy a decir que no te hayan dicho ya.. enhorabuena!

  6. Muchísimas gracias a todos!!

    Ha costado mucho tiempo y mucho esfuerzo llegar hasta aquí (a acabar la prueba me refiero, no a acabar de leer el post, que también… jeje) y aún se saborea más con vuestros comentarios 🙂

  7. Siempre tuve claro que lo conseguirías. Eres así de cabezota… 🙂 y por eso te quiero y estoy orgullosa de ti. Enhorabuena.

  8. Lo primero, enhorabuena. Lo segundo, tal como lo cuentas, parece casi fácil 😉 Emocionante, eso sí, hacia el final me ibas dejando enganchada… ¡A seguir disfrutando!

  9. Me ha encantado la crónica, la verdad es que controlaste la competición perfectamente, y tú preocupándote de los tiempos de corte 🙂

    Enhorabuena!!

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