Y Obama dejó de soñar

Han sido meses largos, duros y complicados los de Barack Obama. Había quien esperaba de él la llegada poco menos que de un Mesías. Alguien que salvaría el planeta USA (que para pocos americanos hay más planeta fuera de sus fronteras). Obama lo sabía, por eso ya lo avisó en su primer discurso.

Desde Europa vimos con entusiasmo los cambios en política exterior. Su discurso en El Cairo sonó a uno de esos que estudiarán las futuras generaciones. Estaba claro el cambio. Pero todavía allí le acusaban de tener solo buenas palabras.

Y está claro que en política las palabras son importantes. Los discursos políticos, repetidos una y otra vez, pueden llevar a una población a un estado de optimismo, de depresión, de xenofobia… Pero incluso mejor que las palabras son los hechos. Por eso Obama estaba necesitado de una victoria como la de ayer. Algo que le reafirmase en su política local. La Reforma Sanitaria era uno de los ejes de su legislatura y, por fin, lo ha conseguido. Cuando entre en vigor unos 30 millones de ciudadanos (como 3/4 partes de España) se beneficiarán de un sistema de salud más justo. No es un sistema perfecto, seguro. Pero corrige muchos de los errores que el ansia capitalista quiso trasladar a algo que no debe ser un negocio: la salud.

Y aunque la comparación suene exagerada, es justo lo contrario de lo que pasa en Madrid. Sí, afortunadamente las cosas no son iguales. Pero la tendencia de EEUU choca contra la tendencia privatizadora de Aguirre y el ya dimisionario Güemes.

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